No podía haber tregua porque apenas las pausas se prolongaban más allá de la saciedad momentánea volvíamos a mirarnos y éramos ls de antes, por fuera del reconocimiento de la reconciliación, aunque nos rodáramos en la cara los errores cometidos nos ahogábamos una vez más entre quejas y caricias asfixiads con el peso de los cuerpos, el latir de ese otro tiempo que esperaba indiferente en la llama de un nuevo fósforo, en el sabor de un nuevo trago.
Qué decirnos que no fueran superficies e ilusiones?, de qué hablar si no pasaríamos nunca al otro lado?, si la valentía jamás tomaría el control de ti. qué hacer para cerrar el dibujo? si aún seguíamos buscándonos desde muertos y muñecas, si mi alma sigue a la espera de la tuya y viceversa.
yo, estoy dispuesta a verte en otra vida porque en esta ya no tenemos solución. Lamentablemente aún concitas repudio discursivo y, a la vez, fatal atracción.
sábado, 1 de enero de 2011
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